UN SOMBRERO ÚNICO

– A Álex, a Mª Jesús y a Mª José –

Ayer salí a mirar desde mi ventana y hacía viento. Soplaba con bastante fuerza de oeste a este. Una vez leí que el viento se produce cuando el aire se calienta y que al ser un gas se dilata y asciende. Este movimiento del aire es el viento. Lo más curioso de todo es que se puede sentir aquí habiéndose producido a miles de kilómetros. Pensando esto vi aparecer un sombrero volando. Los sombreros de las personas que se descuidan los días que hace viento, a veces, se escapan. Son desobedientes; y éste parecía muy rebelde. Tan pronto era de paja como de copa, o se convertía en una elegante pamela o en un Fedora de color marrón como el de Indiana Jones. Se notaba que llevaba mucho tiempo por los aires porque era capaz de volar por sí solo y disfrutar más que yendo en la cabeza de su dueño. Hablaba con todo el mundo: con los árboles, sujetándose un momento en alguna de sus ramas; con los insectos, llevándolos encima mientras descansaban un instante; con los pájaros, acompañándolos un buen rato conversando de sus cosas. Me intrigó tanto que quise conocerlo para que me contase sus aventuras.

         En un descuido suyo, cuando pasaba por delante de mi ventana, saqué la mano y lo agarré. Se sorprendió mucho. Al principio hizo fuerza para soltarse, pero no pudo. Sabía que tenía vida propia y le prometí que si me contaba su verdadera historia lo dejaría libre de nuevo. Se resignó y me confesó que era el auténtico sombrero de célebres personajes que lo habían portado. Me contó que siendo el sombrero de tela de Sherlock Holmes, éste detective resolvió los más enigmáticos crímenes gracias a él, en especial el de la palabra escrita con sangre en una pared. Que de su cabeza pasó a la de Indiana Jones con quien logró vencer a todos sus rivales en sus intentos por recuperar el Arca de la Alianza, el Santo Grial y la Calavera de Cristal. Que estuvo en la cabeza de la niñera más popular de la historia, cantando canciones y divirtiendo a los niños, y que por eso es conocida Mary Poppins, quien no bajó volando gracias a su paraguas, como todos piensan, sino a su sombreo. Nos caímos bien y decidió quedarse una temporada conmigo. Tras nuestra conversación vivimos una gran aventura. Atrapamos a unos forajidos en una auténtica persecución a caballo por el oeste americano. Mañana me llevará a otra fantasía y será el Sombrero Loco de Alicia en el País de las Maravillas.

LORENZO ASÍN